viernes, 1 de julio de 2011

Licenciado

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  • Crónica de mi paso por la carrera de Cc. Físicas.

Hoy cierro una de las etapas más importantes de mi vida: mis estudios universitarios. Durante 10 años (se dice pronto) he estado encerrado en lo que para mi ha sido una auténtica condena: la Licenciatura en Ciencias Físicas. Ahora, una vez fuera, os relato la crónica de un viaje que no desearía tener que repetir jamás.

R.I.P.
LICENCIATURA EN CIENCIAS FÍSICAS
2001 - 2011


En Junio de 2001 hice la selectividad. Ilusionado por algunos profesores de mi instituto tenía bastante claro que mi futuro pasaba por ser físico. No lo tenía tan claro la orientadora de mi centro académico, la cual pensaba que debía dedicarme a las letras sólo por el hecho de que, dentro de lo buenas que eran mis notas en cualquier materia por aquel entonces, las que sacaba en las asignaturas de letras eran aún mejores. La nota de corte que pedían aquel año para entrar en Físicas de la Universidad Complutense de Madrid era de 5.0, por lo que no me fue difícil conseguir plaza.

Fachada de la Facultad de Ciencias Físicas de la Universidad Complutense de Madrid

El primer año de carrera me tuve que comer toda mi "inocente prepotencia". Mis maravillosas notas de antaño de nada sirvieron ante el nuevo nivel académico al que iba a ser sometido desde entonces en adelante. Fue la primera vez en mi vida en la que me quedaban asignaturas para Septiembre, y fue también el primer curso de mi vida en el que me quedaron asignaturas una vez finalizado el año académico. Las matemáticas, unos de mi supuestos "puntos fuertes" ya no lo eran y se habían convertido precisamente en mi némesis de aquel año: Cálculo I, Cálculo II y Álgebra Lineal se me atravesarían durante más tiempo del que hubiese deseado. Ésto no sólo supuso una conmoción personal, sino que afectó a toda mi familia, la cual no estaba acostumbrada en absoluto a estos resultados. Tuvieron que acostumbrarse, porque de ahí en adelante iba a ser esa la tónica general.

Aula Magna M1 (más tarde llamada simplemente Aula 1), mi aula del primer año

La carrera ha sufrido muchos cambios desde entonces (el experimento de los grupos piloto, la implantación de evaluación continua y, finalmente, Bolonia). Entre la vieja guardia hay la sensación de que se ha allanado mucho el camino para las nuevas generaciones. No sé si esto es verdad, pero lo que sé es que al menos por aquel entonces no era nada fácil ir a curso por año (lo que no significa que no hubiese gente que lo consiguiera, pero no era algo generalizado).



Gran parte de mi vida se resume en la triste tabla que hay sobre estas líneas. Los últimos 10 años de mi existencia enfocados únicamente a conseguir que ese porcentaje subiera hasta alcanzar el 100%. Llaman la atención los ceros: convocatorias en las que, después de mucho esfuerzo, la recompensa no hizo acto de presencia. Por lo visto ocurrió mayoritariamente en Septiembre: veranos tirados para nada. Ojalá hubiera visto esta tabla antes para darme cuenta de ello. También se ve un cero en Junio  del 2008, época en la que pillé la mononucleosis y perdí un cuatrimestre entero. Básicamente se puede leer mi vida entera en la tabla anterior.

Durante los primeros años hubo muchas decepciones entre la gente que me rodeaba. Muchos tuvieron crisis en las que dudaron respecto a si deberían abandonar o no, y muchos al final acabaron abandonando. A muchos de los que abandonaron no les ha tenido por qué ir mal, y es que la capacidad de elección nos hace libres y haciendo uso de esa libertad a veces podemos alcanzar logros que de otra forma no hubiésemos conseguido. En mi caso no fue así. Mi inocente mente de niño de aquel entonces no contemplaba más alternativas: la física era mi único camino, era lo que debía hacer y cualquier otra opción hubiese implicado un deshonroso fracaso. Hoy miro hacia atrás y me dan ganas de darle un buen par de hostias a aquel niño que era xD, y es que quizá hubiera seguido el mismo camino una y otra vez si pudiera volver a elegir, pero me avergüenzo de aquella falta de visión, que por otra parte me ayudó a seguir centrado en aquella época sin "perder" demasiado tiempo en reflexiones sobre el futuro.

Metro de Ciudad Universitaria, mi destino de cada día en estos últimos 10 años

Hoy mi hermano pasa por una situación similar. Intentando releer mi experiencia con los ojos del que ya lleva demasiados años viviéndola, quiero transmitirle que hay una infinidad de opciones ahí fuera, que no hay que dar nada por supuesto en lo que se refiere a nuestro destino y que cualquier camino puede llegar a buen fin... pero también que hay caminos que, pese a ser muy cuesta arriba, están mejor cimentados y señalizados, y es más difícil perderse por ellos aunque cueste llegar al final. Hay que darse cuenta de que cualquier camino se puede subir con perseverancia, y que cuando uno lleva un rato andando, al mirar hacia atrás, puede ver cómo lleva un buen trecho subido, y como físico estoy totalmente en contra de desperdiciar una energía ya consumida :p. Una vez tenidas en cuenta todas estas consideraciones, es uno mismo el que debe tomar la decisión que crea correcta con total libertad. Sólo así seguirá su propio camino.

En mi caso las dudas llegaron demasiado tarde: en los últimos años de carrera. Ésto tuvo en mi el efecto contrario que en otra mucha gente. Hay personas que el final de la carrera les anima para dar un último acelerón y escapar de ella con fuerza. En mi caso, cada año que pasaba de esta última etapa era un golpe más y más fuerte que me debilitaba. La desgana aumentaba día a día, al ritmo que la motivación pasaba a ser un mero recuerdo a punto de ser olvidado para siempre.

Éste estado de desánimo sólo aumentaba a medida que me encontraba con malos profesores y estudiantes. Los primeros, por hacer de tu esfuerzo y sufrimiento un mal chiste sin gracia. Los segundos, por aprovechar que ya se sabían el chiste para pasar por los cursos con tretas no demasiado dignas ni para ellos mismos ni para sus compañeros.

No todo el mundo era así, por supuesto, pero supongo que encontrarse un par de manzanas podridas puede bastar para quitarte el apetito aunque no sean mayoría.

No es momento para poner verde a nadie, pero me gustaría agradecer a los profesores que sí destacaron por lo contrario: por ser buenos docentes y excelentes personas. Me llevo un grato recuerdo de nombres como los siguientes (sin ningún orden en particular):

  • Francisco Blanco Ramos: el único profesor al que le he oído proponer que fuéramos a hablar con él si teníamos cualquier problema, no sólo de índole académico.
  • Pepe Aranda Iriarte: uno de los profesores más divertidos y accesibles que he tenido. Pese a lo ameno de sus clases, éstas estaban dotadas de todo el rigor exigible a las asignaturas que impartía.
  • Isabel Gonzalo Fonrodona: considerada por muchos alumnos como "una madre". Siempre mostró una gran preocupación por los estudiantes.
  • Enrique Alfonso Maciá Barber: quizá el único profesor de toda la licenciatura que consiguió motivarme. A él le debo mi interés por la mecánica.
  • Ramón Fernández Álvarez-Estrada: un profesor excelente, preocupado por explicar los conceptos más difíciles de la forma más sencilla.
 
Ahora ya he cerrado esta etapa para siempre y me siento liberado por ello. La carrera me ha convertido en la persona que soy hoy: mi manera de analizar los problemas de mi vida, de entender todo lo que me rodea, de enfrentarme a los retos y, en definitiva, mi forma de ser entera se la debo en gran medida (para bien o para mal) a esta carrera, y es por ello por lo que creo que si tuviera la opción de volver a elegir, volvería elegir el mismo camino que me ha llevado a ser la persona que soy hoy. Claro que eso puede que sea porque sea el único "yo" que conozco :p, muy probablemente otros caminos hubieran llevado a un "yo" mejor, pero estoy acostumbrado al "yo" que soy ahora: un "yo" más realista que optimista, un "yo" más técnico que fantasioso, un "yo" más humilde que pretencioso, etc.

Las mismas vías que me llevaron siempre al mismo sitio, ahora símbolo de nuevos caminos por descubrir

"Y ahora qué?", es la pregunta más normal. Mi intención es buscar un trabajo que me llene y una independencia económica y personal acorde con mi edad. Un futuro para el que supuestamente me han estado preparando durante tanto tiempo y para el que, sin embargo, me siento "en pañales".

La losa que durante tanto tiempo apretaba mi pecho contra el suelo sin casi dejarme respirar por fin ha desaparecido, quizá erosionada por el paso de tantos y tantos años... ahora espero entrar en una nueva etapa en la que sean los vientos los que soplen a mi propio son.

Astaroth (O.R.G.)
Licenciado (al fin) en Cc. Físicas por la UCM

3 comentarios:

  1. Ahora sí que puedo decirlo :P
    ¡ENHORABUENA, ASTAROTH! :D

    Hay cosas muy importantes que has dicho en esta crónica, cosas que también sirven para otras personas que tienen que recorrer caminos muy largos para llegar a su meta, sin rendirse.
    Me quedo con esto, sobre todo:

    "...si tuviera la opción de volver a elegir, volvería elegir el mismo camino que me ha llevado a ser la persona que soy hoy",

    Enhorabuena :)

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  2. ¿Qué le dirías a alguien que tiene su futuro en las manos?

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