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domingo, 8 de septiembre de 2019

Paso a Paso: Pezuela - Olmeda

Qué encontrarás en esta entrada?
  • Crónica de mi excursión desde Pezuela de las Torres hasta Olmeda de las Fuentes.
  • Fotografías del camino.
  • Un poco de historia de los sitios visitados. 

Hacía tiempo que no hacía un "Paso a Paso", la sección en la que tomo una ruta y la desgrano al máximo detalle, con fotos, mapas y comentarios, para que os sintáis como si la hubieseis hecho conmigo.

Hoy toca Pezuela de las Torres, Ambite, Villar del Olmo y Olmeda de las Fuentes.


Os dejo el mapa para que lo podáis ir siguiendo.


Aunque hoy traigo algo nuevo (nuevo para la sección "Paso a Paso", aunque no para el blog). Se trata de un widget de Ayvri: un mapa 3D interactivo que os permite seguir la ruta kilómetro a kilómetro. En la barra inferior se puede pulsar en cualquier parte de ella para avanzar o retroceder en el viaje, también se puede girar la cámara pinchando y arrastrando con el ratón, acercar o alejar el zoom con la rueda, cambiar la velocidad con la que se recorre la ruta con los controles, etc. Ahora, más que nunca, podéis sentir que habéis hecho la excursión sin las agujetas que conlleva.


Y empezamos con el "Paso a Paso". Arriba a la izquierda del widget anterior se pueden desplegar las estadísticas, viéndose la hora local. Podéis pinchar en distintos puntos de la barra inferior para seleccionar la hora que queráis, pudiendo seguir el siguiente texto con el apoyo visual del widget.

Tenía programado llegar a las 9:30 a Pezuela de las Torres, un municipio de la comunidad de Madrid en el límite con Guadalajara. Finalmente, el autobús 271 de deja un poco antes, y aprovecho para hacer una visita a la cercana Ermita de Santa Ana.


Sin poder acceder a su interior, sólo puedo ver su arquitectura externa, destacando por su simpleza. No es la primera vez que visito el municipio, y desde este punto estoy tentado a acortar ya desde el principio por el Camino del Llano, pero finalmente voy por la Calle Mayor para ver la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora y su picota, símbolo de su independencia judicial alcanzada en 1554.



Me encuentro un pueblo en fiestas, con banderines colgando de las calles. Aunque es 7 de Septiembre y su día grande es el 14 (en honor al Santísimo Cristo del Socorro), el pueblo lleva de celebraciones desde el pasado 31 de agosto.

Extracto del programa de las fiestas de Pezuela de las Torres. Ver programa completo.

Al consultar con posterioridad el programa, veo que su primera actividad del día empezará las 12:00, por lo que no tengo oportunidad de ver ni los encierros con toros hinchables, ni la fiesta de la espuma en la picota.

Poco a poco sigo la Calle Mayor, y poco a poco salgo del pueblo, hasta el punto de convertirse en carretera (M-234) y pasa a llamarse Calle Hortaleza. Son las 9:45 y me desvío por el segundo sendero que me encuentro hacia el sureste, por el Camino de las Corralizas. Se trata de un camino entre extensas tierras de cultivo, salpicadas puntualmente por pequeñas formaciones rocosas y por alguna que otra encina, que se van haciendo más frecuentes según avanzo. La mañana se ha levantado especialmente fría y nublada en comparación con los días anteriores. Voy con cazadora y, a lo lejos, en las montañas del este, se ven lluvias cayendo con fuerza.







Continúo andando, son las 10:15 y me topo con una puerta cerrada y una finca vallada. Preparando la excursión, con las fotos del satélite, vi varias zonas sospechosas. Desde arriba el camino parecía continuar, pero una tenue línea perpendicular (y, sobre todo, su sombra) parecía indicar que a lo mejor existía una puerta que impedía el paso.


Gracias a detectar esto, pude planificar mi excursión en consecuencia.

Prosigo por el camino paralelo a la valla. El paisaje sigue siendo muy similar, si bien es verdad que cada vez hay más encinas, sobre todo tras la vaya, donde empiezan a formar un bosque de gran espesor.


Al llegar a Cabaña Blanca, me encuentro un "chozo". Parte de esta ruta se desviaba para ver el Chozo de los Castaños de Villar del Olmo (os adelanto que no tuve mucha suerte con esta parte de la excursión, pero cito la referencia porque en su página se puede encontrar información sobre estas estructuras). Los chozos eran unas pequeñas cabañas de piedra construidas por los pastores para refugiarse.

Esquema sacado del material informativo del Ayuntamiento de Villar del Olmo

La arquitectura típica de la zona solía consistir en una pequeña construcción de base circular abovedada, con un orificio en la parte superior, de tal manera que se pudiese hacer un fuego dentro y tuviera una salida para el humo. A veces, estas construcciones se acompañaban de un pequeño cercado rectangular de piedra, colocándose el chozo en una de las esquinas del mismo.

El chozo de Cabaña Blanca está excepcionalmente conservado, por lo que no estoy seguro de su datación. Quizás se haya reformado o sea directamente una recreación más moderna de estas construcciones que pueden datar de hace varios siglos atrás.

Chozo de Cabaña Blanca

Habiendo visto lo anterior, se me dispararon todas las alarmas: ¿no sería un chozo esa extraña construcción que encontré en el Cerro de las Pedrizas, en el camino desde el Ecce Homo a Los Santos de la Humosa?

Ruinas del Cerro de las Pedrizas

Aunque en la foto no se aprecia bien, también en ese caso encontré una pequeña construcción de piedra de base circular y que parecía crecer en forma de bóveda, adosada a un pequeño recinto rectangular, aunque su estado de conservación era casi nulo.

10:50 y sigo andando. Me incorporo a la Cañada de las Merinas. Como vemos por los nombres y las construcciones, la zona tiene unas raíces ligadas a la ganadería y al pastoreo. Algo más adelante tengo un problema con el GPS del reloj. Por suerte, voy grabando la ruta en paralelo con el móvil y gracias a eso he podido traérosla hoy.

Paso a paso llego a la carretera M-219. Cerca de ella, varias fincas dedicadas a actividades con caballos impregnan de ese peculiar aroma la zona.


La carretera se cruza sin ninguna dificultad. En el momento de hacerlo yo, el tráfico está únicamente compuesto por ciclistas. Continúo siguiendo las primeras indicaciones que señalizan la ubicación y distancia de Ambite.

Las 11:50 y comienzo el descenso por el Barranco del Arca después de una ruta que hasta el momento ha sido bastante llana. El camino de tierra sigue siendo amplio, y aunque empieza a caer más en pendiente, se avanza cómodamente por él y la bajada es bastante gradual. De hecho, aunque no esté asfaltado, casi es carretera más que camino, porque cuenta con varias señales de tráfico que parecen indicar que por allí pasan los coches sin problema. Respecto a las señales, llama la atención que están bastante tiroteadas, y es que la zona parece ser una reserva de caza.
Durante mi descenso, no me topo con ningún vehículo. De hecho, pensándolo más tarde, se trata de una ruta bastante tranquila. En los casi 30 Km, y exceptuando los tramos por carretera y la gente que sí había dentro de los distintos pueblos, por los caminos sólo me topo con un agricultor a la salida de Pezuela de las Torres.

Bajando por el barranco se empieza a tener unas vistas de la vega del Tajuña y aparece Ambite en el camino. El paisaje de monte lo conforman algunas encinas, algunas formaciones rocosas y matorrales de baja altura que van dando paso a zarzamoras y árboles frutales que parecen indicar la presencia de agua cerca. Lo primero que me encuentro es un parque infantil y, algo más abajo, la Fuente del Arca.



Ambite me recibe con un sol de justicia. En unos pocos minutos cambio el abrigo que me ha sido más que necesario a lo largo de la mañana por la manga corta y una gorra que me proteja del calor que ahora azota.

Ambite es otro pequeño municipio (menos de 700 habitantes en 2017) fronterizo entre las comunidades de Madrid y Guadalajara. Aunque hay evidencias de pobladores en el valle del Tajuña desde tiempos inmemoriales, las primeras referencias a Ambite son del s.XII, y su historia está ligada a la de la ciudad complutense.
Como otros pueblos de la zona, estuvo bajo dominio musulmán con el nombre de Ambith et Balmores. En la reconquista cristiana de Alcalá de Henares (en 1118, en el asalto desde el Malvecino por parte de las tropas del arzobispo de Toledo del que hemos hablado en otras ocasiones) también se procede a reconquistar otros pueblos de la Comarca de Alcalá, incluyendo a Ambite.
En 1537 consigue ser declarada villa, de tal manera que adquiere la independencia de Alcalá de Henares, pero sigue perteneciendo al arzobispo de Toledo. En 1537 pasa a manos de Esteban Lomelín, primer señor de estas tierras, y en la segunda mitad del s.XVI el municipio pasa a ser administrado por su vizconde, Alonso de Peralta y Cárdenas, diplomático al servicio de Felipe II. A partir 1664 los descendientes del vizconde serán conocidos como Marqueses de Legarda, a los cuales pertenecía el Palacio de Ambite, también conocido como Palacio de Legarda (ver más info).

Son las 12:30 y llego a la plaza del pueblo, desde la que puedo ver el ayuntamiento y Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Ambite.






Desde allí me dirijo al Palacio de Ambite, y disfruto de las vistas del valle del Tajuña desde el borde del barranco.







Se dice que el palacio estaba en su día situado en el centro del pueblo, pero un corrimiento de tierras destruyó todo dejándolo al borde del Barranco del Espinar. También se dice de su encina, catalogada como "Árbol Singular de la Comunidad de Madrid", que tiene más de 500 años y que el sabor de sus frutos predice la dicha de las parejas.

Salgo del pueblo pasando de nuevo por su plaza mayor y siguiendo la Calle Mayor hasta convertirse en la carretera M-215. Son las 13:10, y el caminar por carretera siempre es algo desagradable. En este caso hay un tráfico continuo, no hay arcén, la cuneta se desdibuja con la maleza y el calor pega con fuerza calentando el asfalto.


Por suerte, se trata de un kilómetro y medio solamente, por lo que pronto llego al Monumento a los Ojos.


El Monumento a los Ojos es un tanto... peculiar. Su promotor fue Federico Díaz Falcón, originario de Ambite y descrito por algunos como extravagante (y así lo plasma su obra). La estructura fue construida por el albañil Ángel López Fernández y contiene piezas de las cerámicas de Manises y de Talavera de la Reina realizadas por Miguel Gimeno y Rafael García Bodas. Se trata de tres arcos (aunque inicialmente sólo iba a ser uno de los laterales, que luego se amplió) con cerámicas que hablan de los ojos, desde los más poéticos, a los más solidarios que promueven la donación de estos órganos, pasando por alguno bastante surrealista. El monumento adquiere un aire especialmente macabro al darse cuenta de que en la actualidad han arrancado la mayoría de los ojos de él. Para más información sobre el monumento, pinchar aquí.

Inicialmente iba a seguir una ruta más o menos directa desde aquí a Villar del Olmo. Sin embargo, mientras preparaba la excursión me siento atraído por la Ruta del Chozo de los Castaños (como comentaba más arriba), por lo que intento llegar a ella desde aquí. Hay que continuar para ello por un puente por el que pasa una carretera sin arcén, con lo cual, no está exento de cierto riesgo. Jugándomela un poco, cruzo deprisa, llego al otro lado, y sigo la carretera hacia el noroeste. Al poco, aparece un camino a la izquierda: esa es mi ruta.


El camino sube por la ladera del barranco, viéndose desde ella la elevación del otro lado, dejando la carretera M-204 en la depresión entre ambos. Preparando la ruta desde casa vi en las fotos por satélite unas edificaciones destruidas, por lo que me desvío por un sendero que aparece hacia el norte para verlas. Al poco de salirme de la senda de la subida veo unas puertas hechas con listones de madera que parecen estar dispuestas para impedir el paso de vehículos, pero se puede pasar por su lado andando sin problema, y más adelante, las edificaciones con carteles que las identifican como parte del trazado de la Ruta de la vía del tren de los cuarenta días.





Ya hemos hablado del Ferrocarril de los 40 días con anterioridad (por ejemplo, en su paso por Pozuelo del Rey). Se trató de una iniciativa del gobierno republicano en plena Guerra Civil para recuperar el trasporte con levante, para lo cual quería crearse una infraestructura ferroviaria en tiempo récord desde Torrejón de Ardoz a Tarancón. Finalmente no fueron 40, sino 100 los días que se tardaron en construir, siendo muchos de los obreros que participaron prisioneros que habían militado en el bando nacional, lo que pudo alejar la tentativa del bombardeo aéreo por parte de este bando. Se inauguró oficialmente el 11 de junio de 1938 y tuvo uso durante un año hasta que finalizó la guerra, después de lo cual se desmanteló casi por completo.

Desconozco si las casas que vemos en las fotos fueron la estación o algún otro edificio para dar soporte a la línea.

Vuelvo al camino de ascenso del que me había salido, son ya las 14:15, y decido que es un buen momento para sentarme en una piedra bajo la sombra de un árbol y comer. El calor aprieta fuerte, por lo que la sombra se agradece, aunque el agua se me empieza a agotar.
Sin demorarme demasiado, continúo la marcha. Llego hasta la mitad de la ladera y continúo por el camino que tenía marcado, que más tarde descubriría que se trataba de la Ruta de la vía del tren de los cuarenta días en vez de la Ruta del Chozo de los Castaños que estaba buscando. Al principio el camino es bastante llano, aunque pedregoso, lo que hace el tránsito más lento. Se disfrutan de las vistas del otro lado del barranco y del valle en medio.



Ahora, en vez de seguir la cota de nivel, la ruta va haciendo crestas, subiendo y bajando, y aunque hay sombra en algunos puntos, el calor contribuye a agotarme y al gasto de agua. Empiezo a ver que el tema del agua es importante, y planeo comprar en el siguiente pueblo, aunque no tengo la certeza de encontrar allí un sitio abierto para ello.

Llego a la zona donde esperaba encontrar el Chozo de los Castaños, pero en su lugar veo un túnel del Ferrocarril de los 40 días. Investigo un poco la zona pero no encuentro nada (evidentemente, se debe encontrar bastante más alto, y no a media altura, a la que estoy yo), así que continúo mi camino. Mas adelante me encuentro un cruce señalizado donde se indica que efectivamente se tratan de dos rutas distintas, y no era por la que había venido yo.


Son las 15:30 y me voy acercando a Villar del Olmo. Atravieso un puente peatonal sobre la M-204 y me recibe el pueblo con una excelente panorámica.



Me adentro sediento y cansado, buscando una tienda para comprar agua y una sombra a la que sentarme un rato. Me planteo finalizar aquí mi pequeña aventura de hoy, pero quiero analizarlo con calma cuando haya descansado. Voy por la Calle Monte, la Calle Real, la Calle Amargura y veo su iglesia: la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Antigua. Sin embargo, está en obras y no presenta una bonita estampa en el momento de mi visita. Llama más mi atención su ayuntamiento, de un blanco reluciente.


Villar del Olmo es un municipio de la Comunidad de Madrid con unos 1800 habitantes (en 2005). Su historia también está relacionada con la de Alcalá de Henares. En época romana el auge de Complutum y la construcción de calzadas romanas benefició al municipio. Más tarde, fue tierra fronteriza entre árabes y cristianos hasta la reconquista de Alcalá de Henares en 1118, que estabilizó la zona e iniciaría la repoblación. El alfoz de las 25 villas, con capital en Alcalá de Henares, se regiría por el Fuero Viejo (establecido en 1135). En 1561 Villar del Olmo se convierte en villa al ser comprada por Juan de Ocón. Por esta época la actividad del municipio pasó de ser principalmente agrícola a ganadera.

A principios del sXVII, Juan de Goyeneche es una figura importante para Nuevo Baztán (como ya vimos en su día). Sin embargo, su auge, con el respaldo de la reciente dinastía de los Borbones en España y sus ambiciones territoriales, dan lugar a conflictos que afectan a Villar del Olmo. Con el cierre de las fábricas en Nuevo Baztán, Villar del Olmo también se resiente, aunque su población sigue creciendo encontrando un porvenir en la agricultura. Más información.

Hoy me lo encuentro también de fiestas patronales: Nuestra Señora de la Soledad, el 15 de septiembre, aunque como en el caso de Pezuela de las Torres, empiezan las celebraciones a finales de agosto. Se oye mucho bullicio a mi llegada y la gente sale riendo de algún evento, aunque mi búsqueda de agua prima sobre mi curiosidad en ese momento.
En la plaza del ayuntamiento me topo con alguien que me indica un pequeño comercio cercano donde puedo comprar una botella. Hidratado de nuevo y sentado en una sombra analizo la hora que es y los kilómetros que me faltarían hasta Olmeda de las Fuentes.

Tengo dos opciones: hacer tiempo para coger un autobús en este mismo pueblo (lo que quizás hubiese sido una buena idea para conocerlo mejor y disfrutar de sus fiestas), o caminar para cogerlo a su paso por el siguiente, con el riesgo de que en el intento me adelante y me quede en tierra. Aunque me he desviado mucho de mi plan inicial, y el tiempo corre un poco en mi contra, decido ponerme en marcha y hacer la excursión completa que había planificado en casa.

Son las 15:50 y decido coger el bus en Olmeda de las Fuentes, que está a unos 5 Km de donde me encuentro ahora. Me pongo rápido en camino por la Calle Carlos Ruiz y me topo con la Fuente de San Isidro a la que le saco una foto fugaz.


Más tarde giro por la Calle Juan Pablo II y tomo un camino que me lleva hacia el Cerro Grande. A media subida me doy cuenta de que ese no era el camino que tenía pensado (que se queda a media altura), y regreso para tomar el camino correcto. He perdido unos minutos preciosos y la hora de coger el autobús se acerca.


Ya en el camino correcto, continúo paralelo al Arroyo del Val y a la carretera M-234. Me encuentro algún cartel de peligro con abejas, así que intento pasar con cuidado por la zona. Hay pocos árboles y el calor aprieta: aunque haya repuesto el agua, me la estoy bebiendo con gran rapidez.


Finalmente, el camino desemboca en la M-234, y tengo que seguir un tramo más de tediosa travesía por carretera.


Un poco más adelante, giro hacia el este en la rotonda que va hacia Olmeda de las Fuentes y me adentro en el pueblo. Inicialmente pensaba meterme por un camino peatonal que parecía abrirse un poco antes de la rotonda a la izquierda, pasando luego por un túnel, pero por asegurar mi llegada antes del autobús, decido seguir el camino más corto: la carretera.


Son las 17:10 y he llegado a mi destino: la parada del 261 en Olmeda de las Fuentes. Me sobran incluso algunos minutos para sentarme a la sombra y relajarme.

Han sido unos 29 Km en los que hemos visitado cuatro pueblos (dos de ellos nuevos para mi). Hemos estado en sus fiestas, seguido el trazado de un antiguo ferrocarril republicano, visto chozos de ganaderos, etc.

Hasta aquí la aventura de hoy. Os veo en la próxima :)!

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