Qué encontrarás en esta entrada?
- Ruta desde Orusco de Tajuña a Villarejo de Salvanés.
- Crónica de la experiencia.
- Fotos del camino.
Hoy nos embarcaremos en un viaje desde Orusco de Tajuña hasta Villarejo de Salvanés, pasando por Carabaña y Valdaracete. Esta es la crónica paso a paso del mismo.
Lo primero, como siempre, el mapa:
Lo primero, como siempre, el mapa:
Y para que podáis seguirlo como si la estuvieseis haciendo conmigo, el widget 3D:
(Recordad que podéis girarlo arrastrando con el ratón, acercarlo con la rueda, pausarlo, cambiar la velocidad, avanzar o retroceder a un momento dado, etc.)
Orusco de Tajuña, es un municipio de algo más de 1000 habitantes. De pasado romano (aparece citado en las crónicas de Ptolomeo), perteneció a la jurisdicción complutense hasta 1554.
Hoy, paso por este pueblo de manera un poco fugaz. Son al rededor de las 09:30 de este sábado 5 de octubre de 2019 y me acaba de dejar el bus 326 en una parada en frente de una gasolinera. Me pongo crema solar, activo los GPS y empiezo mi ruta.
Subo por la Calle del Barranquillo para continuar por la Calle del Puente, donde me encuentro con la Parroquia de San Juan Evangelista.
Se trata de una iglesia barroca del s.XVII. Rodeándola por la Calle Juan Carlos I, me topo con una pequeña fuente.
Continúo por la Travesía de los Arcos, donde hay un pequeño salto de agua con un pilón.
Poco a poco, voy saliendo del pueblo por la Calle de la Peña Merina, hasta que me topo con un camino a mi derecha del mismo nombre que la calle. Cambio el asfalto por tierra y piedras, con una pequeña subida de unos 70 m de altura en 800 m de recorrido (~9%).
Tras la subida, un llano me da un poco de descanso disfrutando, además, de las buenas vistas que da la altura previamente alcanzada. Lo único que disturba mi paz es el sonido de lo que parecen ser disparos de cazadores y perros persiguiendo a una presa (o quizás sólo fueran unos petardos y perros ladrando asustados). El camino cambia su nombre por el de Camino Bajo del Robledillo, que incluso llega a desaparecer en algunos tramos debido a que lo tapa el cultivo de olivos. Desde luego, si algo va a ser una constante en esta ruta, son los paisajes de olivos. A estos se les unen algunas encinas, bajo matorral y a lo lejos, en el valle del Tajuña, se ven algunos árboles más propios de zonas más húmedas.
Son las 10:40 y nos acercamos a Carabaña. Antes de llegar, en la parte más alta, me encuentro con una antena de radiofrecuencia y con lo que parece el puesto de vigía de un guardia forestal. Este último consiste en una pequeña caseta con su porche, el cual tiene algunas sillas, un mapa de la zona e incluso una macetita.
Bajando la cuesta, paso por el parque forestal "El Pinar", y acabo entrando en Carabaña.
Carabaña es un pueblo de más de 2000 habitantes. Su origen parece ser romano, quedando como testigos elementos como el Ara de la Plaza de España o la columna del Parque de las Moreras. Más tarde fue una pequeña aldea visigoda de menos de 200 habitantes y, después, fue invadida por los árabes (s.VIII al XII). Tras la reconquista, perteneció al arzobispado de Toledo hasta que Alfonso VIII la cedió a Segovia como pago por su ayuda contra los almohades. El arzobispado de Toledo la recuperó en el s.XIII, formando parte más tarde, como otros municipios de la zona, de la Comunidad de Villa y Tierras de Alcalá. Finalmente obtendría su independencia de la ciudad complutense en 1557. En 1578 Felipe II adquiere Carabaña (que son tierras de la iglesia) para ofertarlas, de manera que son adquiridas por Esteban Lomelín (primer Señor de Carabaña, junto con otras localidades como Ambite, Orusco y Valdilecha).
Carabaña es famosa por su aceite de oliva y por sus aguas medicinales. Estas últimas fueron descubiertas por el vizcaíno Ruperto Chávrri en 1880 durante una cacería. El extraño sabor del agua, junto con los conocimientos farmacéuticos del vizcaíno, llevaron a este hallazgo a alcanzar la medalla de oro en el concurso científico de París (ver más info sobre la historia de Carabaña).
Entro por el Camino Pinos, que pasa a ser el Camino Robledillo, cruzo la Carretera de Campo Real a Brea del Tajo (M-221) y llego a la Plaza de España.
Allí me encuentro el ayuntamiento y un ara romana que forma parte de la fachada de una casa de la plaza.
Continuo bajando por la Calle del Real hasta llegar a la Parroquia de la Asunción de Nuestra señora.
Esta iglesia, que data de antes del s.XIV, está ligada a la figura de Bartolomé Bustamante, ya que éste fue párroco y a la vez el arquitecto que reformó el edificio en el s.XVI.
También veo el Palacio del Virrey, próxima a la iglesia.
Se trata de una casa palaciega, probablemente perteneciente a la familia Barrientos. El nombre puede provenir del hecho de que el Doctor Diego Barrientos, estuvo al servicio de los virreyes de la Nueva España como gobernador de Tlaxcala (México).
De aquí me dirijo al oeste para subir hacia la Ermita de Santa Bárbara.
En la subida, abandonamos el pueblo y ascendemos unos 95 m en un kilómetro de recorrido (~10% de pendiente media), disfrutando de las vistas. Por el camino pasamos unas antenas (en el punto más alto del cerro). La Ermita de Santa Bárbara es un pequeño edificio de piedra de base rectangular y tejado a dos aguas que data del s.XVI.
Bajo de nuevo a Carabaña y me dirijo hacia la Ermita de Santa Lucía. Por el camino me encuentro la anunciada columna romana, aunque la verdad es que está expuesta sin demasiado esmero, de manera que es fácil que pase desapercibida.
La Ermita de Santa Lucía tiene el aspecto de un edificio más nuevo, lo que la hace a mi gusto menos interesante que su compañera montesa.
Son las 12:30. Cruzo con cierta dificultad el llamado "Puente Neoclásico", ya que no parece estar preparado para el paso peatonal, y continúo por el Camino del Bolsero.
Este camino se me hace algo duro. El terreno es muy seco y con poca vegetación. Pese a que no hace el calor de un día de agosto, este post-veranillo de San Miguel ha entrado con bastante fuerza, y el sol pesa en un primer tramo de subida en los que se ascienden unos 209 m en 3 Km de recorrido (~7% de pendiente) de manera continuada. Esta sería la tercera y última cuesta digna de mención en la ruta.
Si bien no son pendientes muy pronunciadas, el calor las hace un poco pesadas (sobre todo, esta última).
Son las 14:20 y estoy ya cerca de Valdaracete. Me encuentro con un bosquecillo de pinos que da una más que agradable sombra entre tanto calor, por lo que decido hacer una parada para comer.
Tras lo cual, continuo hacia el pueblo.
Valdaracete es un pueblo pequeño con al rededor de 600 habitantes. Su historia, como la de otros pueblos de la zona, está ligada a la reconquista por parte del arzobispo de Toledo. Sin embargo, en estas tierras se da un conflicto con la Orden de Santiago, teniendo que llegar a un acuerdo en el reparto de derechos y responsabilidades. En el s.XII, el Val de Aracete estaba englobado en la encomienda de Estremera. Era una zona dedicada a la labranza, con una modesta producción de vino, aceite, cereal y zumaque. En 1328 la localidad sufrió una fuerte despoblación a favor de la próxima Fuentidueña del Tajo. En el s.XV, con a penas un centenar de habitantes, el Val de Aracete pertenecía al Marqués de Mondéjar (Señorío de Estremera). El ducado de Pastrana y Estremera, el ducado de Medinaceli, y el ducado del Infantado, junto con el marquesado de Mondéjar, eran títulos relacionados. A partir del s.XVI y hasta el XVIII, Valdaracete pertenecería al Duque del Infantado. En 1828 queda constancia de que Valdaracete estaba regida eclesiásticamente por el arzobispo de Toledo y pertenecía al partido jurídico de Ocaña. En 1849, con 354 habitantes, el municipio perteneció al partido jurídico de Chinchón. En 1885 se integra en el distrito de Alcalá de Henares para las elecciones de Diputados, aunque para las elecciones a las cortes, se integra en el distrito de Chinchón. Es típico de la zona la artesanía del esparto.
Hay varias teorías sobre el origen de Valdaracete ("Val de Aratece"). La primera es que Acete era un árabe que gobernó la zona, por lo que se llamaría "Valle de Acete" ~ Valdaracete. La segunda es que viene de "Acetum" (amargo en latín), y que su nombre significase "valle amargo", debido a su localización en un páramo propicio para el cultivo de esparto y espliego. La tercera teoría viene de la cantidad de olivos que hay (al menos actualmente) en la zona, y sería que el nombre viene del "Val del Aceite" ~ Valdaracete. Más info.
Me adentro en el pueblo por la Calle de Enmedio hasta la plaza del ayuntamiento.
Allí hay una fuente, así que recargo mi agua. Son las 15:00 y de los tres litros de agua que he cargado esta mañana, ya he consumido algo más de uno. Continúo por la Calle de la Ermita para visitar la Ermita de la Virgen de la Pera.
Por útltimo, regreso a la plaza del ayuntamiento para subir por la Calle de la Iglesia hasta la Parroquia de San Juan Bautista.
Se trata de un edificio del s.XVI atribuido a Juan de Herrera (arquitecto de El Escorial).
No me quedo mucho más en el pueblo. Salgo por donde he entrado, salvo que tras pasar el bosque donde he comido, continúo por el Camino Cabeza Blanca. Me topo con un extraño merendero. Lo que le hace extraño es que esté a pleno sol (no parece un sitio muy agradable para descansar), pero además, tiene todas las mesas rotas.
La siguiente parte la hago ya un poco por inercia. El calor acumulado me pasa factura, el paisaje se me hace algo monótono (todo son campos de olivos) y voy caminando sin tomar muchas fotos ni ser muy consciente de lo que me rodea. Sólo recuerdo de este tramo haber pasado por la zona de cuarentena de la bacteria Xylella fastidiosa, que por lo visto es inocua para personas y animales, pero letal para los olivos.
Finalmente llego a la Carretera de Villarejo de Salvanés a Estremera (M-222), que es mi entrada al pueblo.
Villarejo de Salvanés es un pueblo grande de más de 7000 habitantes. La primera constancia que se tiene de este territorio es la de la donación el 23 de abril de 1099 del Valle de Salvanés al arzobispo de Toledo por parte del rey Alfonso VI. La zona ha sido testigo de la reconquista, y por ella se instala la Orden de Santiago. En el s.XIII, la Orden de Santiago decide fortificar la antigua atalaya, y atrae con ello a un grupo de habitantes del Valle de Salvanés que conforman lo que más tarde sería Villarejo de Salvanés. De la unión de las aldeas cercanas surgen las encomiendas, destacando la Encomienda Mayor de Castilla, de la cual es sede Villarejo de Salvanés. Durante el s.XVI la localidad alcanza su máximo explendor, que queda reflejado en su arquitectura, muestra de la importancia que en su día tuvo (más info).
Accedo por la Calle Mayor y me desvío hacia la izquierda por la Calle de la Ermita. Allí me encuentro con la Ermita de San Isidro.
Se trata de un edificio sencilo de apariencia moderna que no llama demasiado mi atención.
Desde allí, tomo la Calle Pozo Marcos para continuar por la Calle de Jose Domingo Ayuso y bordear la Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol por la Calle de la Iglesia.
Se trata de una iglesia construía entre los siglos XIV y XVI, cuya arquitectura da fé del paso de las órdenes militares, tanto por su fortificación, como por sus escudos.
Por último, termino mi visita en el Castillo de Villarejo de Salvanés.
Éste quizás sea el edificio más representativo de la localidad: la torre del homenaje de la fortaleza de la Orden de Santiago que hubo en su día. Como comentábamos antes, nace de la fortificación de la antigua atalaya musulmana. Su estructura, con base cuadrangular y ocho torreones la hace única en su clase.
Son las 17:50, y hemos recorrido unos 28 Km en las últimas 8 horas y media. Es hora de descansar en una terracita del pueblo y disfrutar sus fiestas patronales en honor a Nuestra Señora de la Vistoria de Lepanto.
Accedo por la Calle Mayor y me desvío hacia la izquierda por la Calle de la Ermita. Allí me encuentro con la Ermita de San Isidro.
Se trata de un edificio sencilo de apariencia moderna que no llama demasiado mi atención.
Desde allí, tomo la Calle Pozo Marcos para continuar por la Calle de Jose Domingo Ayuso y bordear la Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol por la Calle de la Iglesia.
Se trata de una iglesia construía entre los siglos XIV y XVI, cuya arquitectura da fé del paso de las órdenes militares, tanto por su fortificación, como por sus escudos.
Por último, termino mi visita en el Castillo de Villarejo de Salvanés.
Éste quizás sea el edificio más representativo de la localidad: la torre del homenaje de la fortaleza de la Orden de Santiago que hubo en su día. Como comentábamos antes, nace de la fortificación de la antigua atalaya musulmana. Su estructura, con base cuadrangular y ocho torreones la hace única en su clase.
Son las 17:50, y hemos recorrido unos 28 Km en las últimas 8 horas y media. Es hora de descansar en una terracita del pueblo y disfrutar sus fiestas patronales en honor a Nuestra Señora de la Vistoria de Lepanto.
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