Qué encontrarás en esta entrada?
- Ruta Alcalá de Henares - Torres de la Alameda.
- Crónica de la ruta.
- Fotos de la ruta.
Siguiendo con la tendencia que está tomando últimamente este blog, hoy os traigo un nuevo viaje por los alrededores naturales de Alcalá de Henares. En este caso se trata de una ruta de unos 18 Km hacia el sur, llegando a la localidad de Torres de la Alameda y visitando por el camino varias edificaciones abandonadas.
Empecemos con un poco de contexto histórico: según la sabia Wikipedia, Torres de la Alameda sienta sus orígenes en la Hispania romana. Su historia está ligada a la de la ciudad complutense: durante la Edad Media, Torres perteneció al concejo de Alcalá, hasta que en 1555 adquirió el título de "Villa", pese a lo cual no disfrutaba en términos prácticos de una independencia total real. En la actualidad es un municipio en expansión debido a la creciente industrialización del Corredor del Henares y al exceso de población de sus ciudades más grandes. Destacar entre sus atractivos la Iglesia de La Asunción de Nuestra Señora, del siglo XVI.
Empezamos la ruta como a menudo, en el borde suroeste de Alcalá de Henares, donde acaba el barrio de Nueva Alcalá para dar paso a la naturaleza colindante. En frente de la llamada "Casa del Loco" (el antiguo Molino del Puente del Zulema), hay un túnel que cruza por debajo la M-300 para poder acceder a pie al parque de "La Isla y El val".
Ésta bien podría haber sido la primera parada de nuestra peculiar ruta de edificios abandonados, sin embargo, ya le dediqué su tiempo a este viejo molino en su día en Astaroth's Photography Blog. Desde el anteriormente citado parque, también conocido como "La Chopera", se puede acceder al nuevo puente peatonal de madera que se eleva sobre la estructura de piedra del antiguo Puente del Zulema, y que databa de la época medieval. Este puente nos lleva hasta la carretera del Zulema cruzando el Henares, y desde él podemos disfrutar de las vistas que deja el paso del río.
La carretera del Zulema es una serpenteante vía rodeada de barrancos que sube (algo más de 100 metros de altura en 1 kilómetro de recorrido no lineal) desde el valle hasta una zona residencial de urbanizaciones (Zulema y Peñas Albas). En la subida se va adquiriendo una interesante perspectiva de toda Alcalá.
Una vez pasadas las urbanizaciones, continuamos rumbo al sur por la M-300. Esta es una zona de paisajes agrícolas. En el lado este del trazado de esta carretera, enganchamos con una vía pecuaria.
Esta vía pecuaria bordea lo que parece que es (¿o va a ser?) la urbanización "El Viso", una zona residencial de nueva construcción, que heredaría el nombre del insigne monte al que tiene vistas. Tras pasar ésta, nos encontramos con un camino bien definido rodeado de terreno cultivado.
Siguiendo recto, uno se topa con las vías del tren. Hay un amplio paso subterráneo gracias el cual cruzarlas por debajo no es ningún problema.
El camino que se nos presenta ahora es parecido al anterior: un paso amplio de tierra rodeado de terrenos cultivados con cereal y algún pequeño cerro que sobresale. Al fondo, por el este (al suroeste de Villalbilla), se ven unos cerros de tamaño considerable que creo que merecería la pena ir a explorar en el futuro.
Y con esto llegamos a uno de los hitos de esta excursión. En la intersección de éste camino con la carretera M-220 encontramos una vieja fábrica abandonada.
Con una superficie de más de dos hectáreas construida, esta fábrica es una auténtica ruina. A penas conserva el techo y hay escombros por toda la finca.
Se distingue una nave techada con dos amplias galerías diáfanas que la recorren longitudinalmente. Esta zona tiene el suelo lleno de escombros que dificultan el poder andar. Además, el techo, que muestra a simple vista la bovedilla de barro, no está en muy buenas condiciones y hay partes en las que se está derrumbando.
Ambas galerías están separadas por una pared con orificios circulares de gran tamaño, como se puede ver en las fotos. Al principio de una de ellas hay una pequeña mesa y una especie de cojín a modo de asiento.
Las partes centrales de la fábrica parecen estar compuesta por unos túneles.
Hay algunos que comunican ambos extremos entre sí, pero la mayoría están parcial o totalmente taponados por escombros de obra.
Alrededor de los túneles hay un terreno vacío delimitado por paredes llenas de graffities.
Como es habitual en las construcciones en desuso como esta, los graffities abundan por todas partes. Se distinguen de varios estilos y calidades. Como también suele ser habitual en estas circunstancias, algunas de las obras de mayor calidad han sido estropeadas por pintadas de carácter más infantil.
Cambiando a un tono más siniestro, también puede verse una zona que parece usarse con frecuencia como galería de tiro. Además de encontrarse cartuchos de escopeta, el suelo está plagado de lo que parecen ser bolitas de airsoft.
Acabar nuestra visita a este recinto con lo que parece ser un aviso para visitas no deseadas. El texto "Tenías que mirar, ¿eh?" parece indicar que los habituales usuarios de las instalaciones no son muy partidarios de curiosos.
Seguimos la carretera M-220 (Los Hueros) en dirección a Torres. El paisaje sigue siendo de carácter agrario (cereal). Al llegar al municipio se nos da la bienvenida con un no muy cuidado cartel.
Ya en el centro urbano, destaca la anteriormente mencionada Iglesia de La Asunción de Nuestra Señora (s. XVI).
Salimos de Torres por la Calle Real, y nos desviamos por un pequeño camino que se dirige ligeramente hacia el norte. Dejamos el paisaje urbano para volver a un camino ancho rodeado por tierras de cultivo, algunas removidas y otras con cereal.
Al llegar a una especie de fábrica en la que se almacena maquinaria pesada, el camino se bifurca en dos: el Paraje Cortijo de San Isidro (continuación del camino principal, que vuelve hacia el sur) y la Senda de las Pajarillas (camino más pequeño que parte en dirección norte). Por el primero de ellos se ven fincas con caballos, pero nuestro objetivo ahora es regresar al norte, por lo que cogemos la segunda alternativa. Un poco más adelante nos encontramos con otra construcción en ruinas que es objeto de nuestra visita.
Se trata de un complejo compuesto por tres edificaciones: una especie de pequeña casita con su pequeña piscina, algún tipo de almacén o granero, y una edificación extensa (¿quizás una granja o cuadra?).
Empecemos por la casita. Se trata de una casa de ladrillo con el techo más o menos completo, pero no en muy buen estado. Tiene en su interior suelo de terrazo y un par de mesas de bar. Respecto a su estructura interna, está dotada con un par de columnas, pero no muestra compartimentación en habitaciones. Sus paredes están repletas de pintadas.
No muy lejos tenemos una especie de granero cilíndrico.
Para completar el conjunto, hay una construcción de mayor tamaño compartimentada en pequeñas estancias, lo que me lleva a pensar que podría haber sido utilizada para dar cobijo a algunos animales. ¿Quizás una granja?, ¿un establo? El caso es que los compartimentos se me hacen algo pequeños como para albergar a un caballo.
Tras la visita a estas estructuras, continuamos nuestro camino por la Senda de las Pajarillas. Debe ser habitual ver a gente paseando a caballo por esta zona, ya que hay fincas cercanas que parecen dedicarse a la crianza de los mismos, y los caminos como éste se muestran adecuados para darse un agradable paseo ecuestre. En concreto me encuentro con una joven chica montando (me pregunto si sería ésta una de las "pajarillas" que dan nombre a la senda).
Bromas a parte, continuamos por el camino hasta llegar de nuevo a la vía del tren, pero esta vez no hay túnel que pase por debajo como en la primera ocasión en la que las cruzamos. Se nos muestran dos aparentes alternativas: ir hacia el oeste por un pequeño camino que parece seguir paralelo el trazado de las vías, y que presumiblemente debe llegar al túnel que cruzamos la primera vez (ruta que aún no he explorado), o cruzar la carretera en dirección norte por el puente sobre las vías.
Ésta fue una de las dudas que me surgió mientras planeaba la excursión en casa. Temía que el paso por la carretera no fuese seguro. Sin embargo, una vez allí, comprobé que a ambos lados del puente por el que pasa la carretera hay unos pequeños accesos peatonales por los que se pueden cruzar las vías sin peligro. Una vez cruzado el puente estamos en la carretera M-300 que nos dirige de nuevo hacia el punto de partida de una manera bastante directa.
El camino es ahora una carretera ancha, aunque no demasiado transitada, con tierras de cultivo a los lados.
Como he comentado antes, siguiendo todo recto por la M-300 llegamos a la zona de urbanizaciones de la que partimos. Ya sólo quedaría bajar la cuesta del Zulema para terminar nuestro viaje. Sin embargo, antes merece hacer una pequeña parada en el mirador conocido como "El Salto del Cura".
Después de disfrutar de las vistas, sólo queda bajar la cuesta del Zulema para volver al inicio. Fin de la ruta. Espero que hayáis disfrutado con el viaje.