Qué encontrarás en esta entrada?
- Algunos de los motivos que han llevado al alto número de cerámicas abandonadas en el Corredor del Henares.
- Breve historia de la fabricación del ladrillo en la Comunidad de Madrid.
En la entrada más reciente de Astaroth's Photography Blog podemos encontrar, una vez más, una fábrica abandonada. Se trata de una vieja cerámica en las cercanías de Torres de la Alameda.
Cerámica de Torres de la Alameda (marzo de 2017) |
No es la primera que aparece en el universo astarothista, ni creo que sea la última que veamos. En una entrada previa, que en su día fue titulada como "Hacia Torres de la Alameda por la ruta de las casas fantasma", ya éramos conscientes de la gran cantidad de edificios en ruinas que hay por esta zona, siendo la mayoría de ellos de carácter industrial y, en muchos casos, cerámicas.
Cerámica de Torres de la Alameda (marzo de 2017). El techo del final de la galería está caído, viéndose el cielo y las vigas apoyadas en el suelo. |
Cerámica de Torres de la Alameda (mayo de 2014). El techo aún se conservaba y no bloqueaba con su caída el paso. |
Pero, ¿por qué se da esta extraña concentración? Investigando un poco el contexto para la entrada de AsPhBlog, me he topado con el artículo "Fabricando Tejas y Ladrillos: la Memoria del Barro en Madrid", y me parece interesante hacernos ecos de él aquí.
Por situarlo un poco en su contexto, nos remontaremos a mediados del sXIX, donde según nos cuenta el artículo, podemos hablar de una primera etapa caracterizada por la elaboración artesana en pequeños talleres llamados tejares. Era un trabajo manual dirigido por un maestro que enseñaba el oficio de hacer ladrillos y tejas a varios aprendices, los cuales trabajaban como jornaleros en la temporada que iba desde junio a septiembre.
A finales del sXIX comenzaba la mecanización del proceso, destacando fábricas de la zona que adquirieron gran importancia, como Estela, en Alcalá de Henares. Se pasó de los pequeños talleres a las fábricas de mayor tamaño, con grandes secaderos (naves con la ventilación adecuada) que mejoraban el proceso de secado que hasta el momento se hacía al aire libre.
El hito que sin duda marcó un antes y un después fue la invención del horno Hoffman. Este dispositivo permitía que la temperatura se mantuviera constantemente elevada durante todo el proceso de cocción, haciendo que este proceso se pudiera prolongar de manera ininterrumpida. En el artículo original al que hacemos referencia en esta entrada se habla de cómo esto influyó en el agotador ritmo y condiciones extremas de los trabajadores de la época.
Y tras el contexto previo llegamos a la parte que nos concierne. En los años 50 la industria de la construcción entró en auge. El I Plan Nacional de Vivienda (1944-1954) contribuyó a ello, creciendo el número de fábricas dedicadas al ladrillo. En concreto se localizaron principalmente en las afueras de municipios como Alcalá de Henares, Torrejón de Ardoz, Mejorada del Campo o Loeches. Uno de los factores de esta localización pudo ser la calidad de la materia prima de la zona. En el caso de la ciudad complutense, se contaba con la arcilla del cercano Cerro del Viso, que hizo surgir varias empresas en sus proximidades.
Por situarlo un poco en su contexto, nos remontaremos a mediados del sXIX, donde según nos cuenta el artículo, podemos hablar de una primera etapa caracterizada por la elaboración artesana en pequeños talleres llamados tejares. Era un trabajo manual dirigido por un maestro que enseñaba el oficio de hacer ladrillos y tejas a varios aprendices, los cuales trabajaban como jornaleros en la temporada que iba desde junio a septiembre.
A finales del sXIX comenzaba la mecanización del proceso, destacando fábricas de la zona que adquirieron gran importancia, como Estela, en Alcalá de Henares. Se pasó de los pequeños talleres a las fábricas de mayor tamaño, con grandes secaderos (naves con la ventilación adecuada) que mejoraban el proceso de secado que hasta el momento se hacía al aire libre.
Cerámica de Torres de la Alameda (mayo de 2014). ¿Posible mecanismo de ventilación para secaderos? |
El hito que sin duda marcó un antes y un después fue la invención del horno Hoffman. Este dispositivo permitía que la temperatura se mantuviera constantemente elevada durante todo el proceso de cocción, haciendo que este proceso se pudiera prolongar de manera ininterrumpida. En el artículo original al que hacemos referencia en esta entrada se habla de cómo esto influyó en el agotador ritmo y condiciones extremas de los trabajadores de la época.
Cerámica de Torres de la Alameda (marzo de 2017). ¿Simples galerías u hornos de tipo Hoffman? |
Y tras el contexto previo llegamos a la parte que nos concierne. En los años 50 la industria de la construcción entró en auge. El I Plan Nacional de Vivienda (1944-1954) contribuyó a ello, creciendo el número de fábricas dedicadas al ladrillo. En concreto se localizaron principalmente en las afueras de municipios como Alcalá de Henares, Torrejón de Ardoz, Mejorada del Campo o Loeches. Uno de los factores de esta localización pudo ser la calidad de la materia prima de la zona. En el caso de la ciudad complutense, se contaba con la arcilla del cercano Cerro del Viso, que hizo surgir varias empresas en sus proximidades.
Cerro de San Juan del Viso (también conocido como Zulema) |
Sin embargo, a mediados de los 70 la industria de la cerámica no atravesaba su mejor momento, y muchas de estas empresas tuvieron que cerrar.
Hoy conforman el llamado "triángulo del ladrillo" (Alcalá-Torrejón-Loeches), como un cementerio de la intensa actividad industrial que hubo en otro tiempo.
Como hemos comentado, tampoco hay que irse muy lejos para ver los vestigios de esta industria. Alcalá de Henares (la ciudad en la que vivo) cuenta con una importante tradición en la fabricación del ladrillo, de la cual se conservan restos, como indica este artículo en referencia a las fábricas de Cermag y Pinilla. Hoy ya desaparecidas, pero de las cuales se mantienen elementos que conforman el paisaje de la ciudad y que recuerdan la actividad que tuviera ésta en un pasado no demasiado lejano.
Actualización 23/03/2017:
Al hilo del último párrafo, he querido ver personalmente esos restos de la historia de Alcalá de los que hablábamos.
La imagen anterior corresponde a un cartel de un parque del barrio complutense de Nueva Alcalá. En él puede confirmarse, además de una enorme falta de consideración hacia la conservación del monumento, cómo la proliferación de las fábricas de ladrillos en la zona se debe básicamente a dos factores: la larga tradición en este sector, aprovechando la riqueza y abundancia natural de la materia prima del entorno, y la explosión urbanística de los años 50's en la provincia.
El parque alberga un curioso horno Hoffman de la desaparecida fábrica Cermag.
También se hace referencia a la icónica chimenea de Pinilla.
Cómo vemos, aunque parezca que haya que recorrer kilómetros para disfrutar "triángulo del ladrillo", hay aún pruebas de que Alcalá fue uno sus activos vértices.
Cerámica de Loeches (mayo de 2015). Detalle del interior, en el que se ve un equipo de respiración modelo ACS 952 de la marca Spasciani. |
Hoy conforman el llamado "triángulo del ladrillo" (Alcalá-Torrejón-Loeches), como un cementerio de la intensa actividad industrial que hubo en otro tiempo.
Mapa del "triángulo del ladrillo", mostrando la intensa actividad cerámica de la zona en el pasado |
Como hemos comentado, tampoco hay que irse muy lejos para ver los vestigios de esta industria. Alcalá de Henares (la ciudad en la que vivo) cuenta con una importante tradición en la fabricación del ladrillo, de la cual se conservan restos, como indica este artículo en referencia a las fábricas de Cermag y Pinilla. Hoy ya desaparecidas, pero de las cuales se mantienen elementos que conforman el paisaje de la ciudad y que recuerdan la actividad que tuviera ésta en un pasado no demasiado lejano.
Actualización 23/03/2017:
Al hilo del último párrafo, he querido ver personalmente esos restos de la historia de Alcalá de los que hablábamos.
La imagen anterior corresponde a un cartel de un parque del barrio complutense de Nueva Alcalá. En él puede confirmarse, además de una enorme falta de consideración hacia la conservación del monumento, cómo la proliferación de las fábricas de ladrillos en la zona se debe básicamente a dos factores: la larga tradición en este sector, aprovechando la riqueza y abundancia natural de la materia prima del entorno, y la explosión urbanística de los años 50's en la provincia.
El parque alberga un curioso horno Hoffman de la desaparecida fábrica Cermag.
También se hace referencia a la icónica chimenea de Pinilla.
Cómo vemos, aunque parezca que haya que recorrer kilómetros para disfrutar "triángulo del ladrillo", hay aún pruebas de que Alcalá fue uno sus activos vértices.
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