Qué encontrarás en esta entrada?
- Diseño 3D de una lupara (escopeta recortada).
- Impresión 3D de la lupara.
En primer lugar, dejar claro que esta página no apoya la violencia, ni pretende enaltecer el crimen organizado. Simplemente buscaba un arma para emular con la impresora 3D y apareció la lupara.
La lupara es una escopeta recortada fuertemente ligada a la mafia siciliana. Es un arma potente y de dimensiones reducidas, de diseño sencillo (aunque hay muchas variantes más sofisticadas) que, a mi parecer se da un aire a las primeras pistolas de la antigüedad.
Como siempre, el primer paso es coger un modelo y ponerse a reproducirlo en Blender. El modelo que tomé fue el siguiente.
Mi modelo 3D resultante, basado en la imagen bidimensional anterior fue:
En este caso, decidí diseñarlo en varias partes para intentar imprimirlo a un tamaño próximo al real. Hay que tener en cuenta que la actual configuración de mi impresora (una BQ Prusa i3 Hephestos) limita la impresión a volúmenes de unos 20 cm x 20 cm x 18 cm.
Una vez descompuesto, empieza la impresión.
Después de los problemas que encontré con el Pip-Boy, decidí invertir tiempo en un mejor acabado. Para ello, reduje el tamaño del laminado y aumenté el número de capas de las paredes exteriores con la intención de obtener una figura más compacta. Esto incrementa considerablemente el tiempo de impresión, pero al hacerlo por piezas, se pudo imprimir en bloques que, por separado, duraban como mucho seis horas.
Pese a ello, no se consiguió eliminar las imperfecciones de las capas superiores, aunque el resultado fue muchísimo mejor que el que obtuvimos con el Pip-Boy.
A falta de masilla para madera (quizás más apropiada para este tipo de situaciones), volví a rellenar los huecos con cola blanca. Sin echar demasiada cantidad, y con un posterior lijado de toda la pieza, más o menos conseguí resultados "aceptables".
El lijado es otra de las diferencias con respecto al irregular resultado del Pip-Boy. En este caso, la pieza es mucho más suave al tacto, reforzando su ergonomicidad.
Poco a poco se fueron pegando las distintas partes hasta obtener la pieza final.
También se aprovechó para diseñar una pequeña peana. Debido a las limitaciones de tamaño, la peana no podía abarcar todo el arma si queremos que esté constituida de una sola pieza. Se optó por una peana más pequeña que sostenga al objeto "en brazos" por la parte central. La peana fue impresa en "calidad borrador", puesto que no nos interesa que el acabado sea fino, sino que simplemente sea capaz de sustentar la pieza principal.
Los cañones fueron la parte más problemática, debido a que se trataban de las piezas de mayor longitud. Tras pensar en imprimirlos en horizontal de una sola pieza aplovechando las diagonales, finalmente se optó por aprovechar los ejes principales de la máquina e imprimir en vertical. Sólo los cañones iban a tardar 14 horas en imprimirse, por lo que volví a caer en la tentación de rebajar la calidad de impresión (lo cual se hace patente en el marcado anillado de estas piezas, difícil de disimular con lijado y pintura). A cambio, las 14 horas que se iban a emplear en la impresión de todos los cañones se redujeron a 3.
Llega la última parte, que es la de la pintura. Con pintura acrílica para maquetas, como otras veces, le fui dando capas.
Para el cañón usé colores metálicos, como el gris metalizado ("Gunmetal Grey"). Para las chapas laterales usé cromo (y cobre para los tornillos). El gatillo y el percutor están pintados de oro. La parte más difícil, sin duda, la madera. Intenté hacerla mezclando varios marrones, principalmente marrón mate como tonalidad oscura y marrón cuero para las tonalidades claras (que intenté aplicarlo según la modalidad del "pincel seco").
El resultado final, es el siguiente.
Mi propia lupara, lista para ser expuesta.
Como siempre, el primer paso es coger un modelo y ponerse a reproducirlo en Blender. El modelo que tomé fue el siguiente.
Mi modelo 3D resultante, basado en la imagen bidimensional anterior fue:
En este caso, decidí diseñarlo en varias partes para intentar imprimirlo a un tamaño próximo al real. Hay que tener en cuenta que la actual configuración de mi impresora (una BQ Prusa i3 Hephestos) limita la impresión a volúmenes de unos 20 cm x 20 cm x 18 cm.
Una vez descompuesto, empieza la impresión.
Después de los problemas que encontré con el Pip-Boy, decidí invertir tiempo en un mejor acabado. Para ello, reduje el tamaño del laminado y aumenté el número de capas de las paredes exteriores con la intención de obtener una figura más compacta. Esto incrementa considerablemente el tiempo de impresión, pero al hacerlo por piezas, se pudo imprimir en bloques que, por separado, duraban como mucho seis horas.
Pese a ello, no se consiguió eliminar las imperfecciones de las capas superiores, aunque el resultado fue muchísimo mejor que el que obtuvimos con el Pip-Boy.
A falta de masilla para madera (quizás más apropiada para este tipo de situaciones), volví a rellenar los huecos con cola blanca. Sin echar demasiada cantidad, y con un posterior lijado de toda la pieza, más o menos conseguí resultados "aceptables".
El lijado es otra de las diferencias con respecto al irregular resultado del Pip-Boy. En este caso, la pieza es mucho más suave al tacto, reforzando su ergonomicidad.
Poco a poco se fueron pegando las distintas partes hasta obtener la pieza final.
También se aprovechó para diseñar una pequeña peana. Debido a las limitaciones de tamaño, la peana no podía abarcar todo el arma si queremos que esté constituida de una sola pieza. Se optó por una peana más pequeña que sostenga al objeto "en brazos" por la parte central. La peana fue impresa en "calidad borrador", puesto que no nos interesa que el acabado sea fino, sino que simplemente sea capaz de sustentar la pieza principal.
Los cañones fueron la parte más problemática, debido a que se trataban de las piezas de mayor longitud. Tras pensar en imprimirlos en horizontal de una sola pieza aplovechando las diagonales, finalmente se optó por aprovechar los ejes principales de la máquina e imprimir en vertical. Sólo los cañones iban a tardar 14 horas en imprimirse, por lo que volví a caer en la tentación de rebajar la calidad de impresión (lo cual se hace patente en el marcado anillado de estas piezas, difícil de disimular con lijado y pintura). A cambio, las 14 horas que se iban a emplear en la impresión de todos los cañones se redujeron a 3.
Llega la última parte, que es la de la pintura. Con pintura acrílica para maquetas, como otras veces, le fui dando capas.
Para el cañón usé colores metálicos, como el gris metalizado ("Gunmetal Grey"). Para las chapas laterales usé cromo (y cobre para los tornillos). El gatillo y el percutor están pintados de oro. La parte más difícil, sin duda, la madera. Intenté hacerla mezclando varios marrones, principalmente marrón mate como tonalidad oscura y marrón cuero para las tonalidades claras (que intenté aplicarlo según la modalidad del "pincel seco").
El resultado final, es el siguiente.
Mi propia lupara, lista para ser expuesta.
Te felicito! Excelente, tu trabajo! A falta de posibilidad para hacer algo similar, mandé a construir una en hierro y madera. Posiblemente, tambien adquiera alguna de las que publicitan en Argentina, algunos colegas tuyos en Mercado Libre. Nuevamente, mis congratulaciones. Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias a ti por tus palabras. La verdad es que últimamente tengo abandonado el mundo de las impresión 3D, pero es tremendamente interesante: se puede hacer cualquier cosa que imagines. Evidentemente, si tu réplica es en madera y hierro, va a quedar mucho más realista que la mía (aunque sea sólo por el tacto y el peso). ¡Otro abrazo para ti!
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